sábado, 22 de septiembre de 2012

Cómo desapareció la tormenta



El viento se ahogó, y al quedarse sin aire, dejó de soplar; la marea se atragantó con sus peces; la lluvia, agotada, descansó para alisar el cielo: desaparecieron los rayos. Un pequeño trueno maulló, y el resto dejó de rugir para reírse de él.

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